Grecia, la cuna de la civilización europea, cuyos valores democráticos se han extendido por todo el mundo civilizado es hoy por hoy víctima de una grave crisis económica. Grecia está hundida en el pozo de los rescates a su sector financiero, el mismo pozo en el que el PP y Mariano Rajoy planean arrojarnos.
El hecho de llevar más tiempo rescatada que nuestro país ha hecho que la crisis que padece sea más profunda que la nuestra. Y ello nos lleva a la rutina de mirarnos cada vez más en el espejo de Grecia para saber qué nos depara nuestro futuro más inmediato.
Y últimamente no se puede decir que nos lleguen buenas noticias: El encubrimiento de la lista Lagarde (que entregó información al gobierno griego de miles de evasores fiscales y que dicho gobierno intentó hacer desaparecer sin investigar a los delincuentes), el arresto e imputación delictiva a un periodista por publicar esa misma lista en su revista de actualidad, las agresiones que diariamente perpetran los miembros y simpatizantes del partido neonazi Amanecer Dorado en las calles de Atenas, las denuncias por torturas policiales a antifascistas perpetradas con la mayor impunidad por la policía griega, el apoyo que rinde esa misma policía a la extrema derecha, el despido de varios periodistas de la televisión pública griega por criticar la posición del gobierno encubriendo las torturas a manifestantes y cada día más un largo etcétera de despropósitos. Todo ello debe llevar a ponernos sobre aviso y a estar precabidos.
Cuano uno accede a esta información en la Red le asalta una cuestión ineludible ¿Es Grecia realmente una democracia?