Grecia, la cuna de la civilización europea, cuyos valores democráticos se han extendido por todo el mundo civilizado es hoy por hoy víctima de una grave crisis económica. Grecia está hundida en el pozo de los rescates a su sector financiero, el mismo pozo en el que el PP y Mariano Rajoy planean arrojarnos.
El hecho de llevar más tiempo rescatada que nuestro país ha hecho que la crisis que padece sea más profunda que la nuestra. Y ello nos lleva a la rutina de mirarnos cada vez más en el espejo de Grecia para saber qué nos depara nuestro futuro más inmediato.
Y últimamente no se puede decir que nos lleguen buenas noticias: El encubrimiento de la lista Lagarde (que entregó información al gobierno griego de miles de evasores fiscales y que dicho gobierno intentó hacer desaparecer sin investigar a los delincuentes), el arresto e imputación delictiva a un periodista por publicar esa misma lista en su revista de actualidad, las agresiones que diariamente perpetran los miembros y simpatizantes del partido neonazi Amanecer Dorado en las calles de Atenas, las denuncias por torturas policiales a antifascistas perpetradas con la mayor impunidad por la policía griega, el apoyo que rinde esa misma policía a la extrema derecha, el despido de varios periodistas de la televisión pública griega por criticar la posición del gobierno encubriendo las torturas a manifestantes y cada día más un largo etcétera de despropósitos. Todo ello debe llevar a ponernos sobre aviso y a estar precabidos.
Cuano uno accede a esta información en la Red le asalta una cuestión ineludible ¿Es Grecia realmente una democracia?
Cierto que la cuna de la democracia es Atenas. En ella nace una democracia de hombres libres cuyos valores se extienden y progresan por todo el mundo. Y es allí, en la cuna de nuestra civilización, donde la democracia libra la batalla de nuestro siglo, su ser o no ser. Una batallas que hasta ahora está perdiendo los demócratas, lamentablemente.
En cualquier caso, la crisis pone de relieve que ésta, la nuestra, es una democracia imperfecta. Y lo es, realmente. Una democracia no es tal si los ciudadanos no poseen la cultura cívica suficiente como para conocer y evitar los peligros que encierran la persuasión y la demagogia.
Grecia padece hoy una democracia imperfecta, una democracia que forma consumidores de una información sesgada y partidista, destinada a ocultar las intenciones reales de los partidos en el poder, a preservar a los mismos incluso mediante la fuerza y el terror en las calles, la impunidad de la tortura y de los torturadores, las agresiones diarias a manifestantes y en definitiva, el MIEDO con mayúsculas.
Sólo así se explica que en las últimas elecciones griegas 425.000 votantes hayan llevado el nazismo al Parlamento heleno. Desconcertante, en un país que sufrió tanto durante la ocupación nazi y que presume de su heroíca resistencia a la misma. El populismo de Amanecer Dorado es pueril y sin embargo, cada día goza de mayor calado entre las clases populares, sobretodo aquellas de cultura más bien baja.
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Amanecer Dorado, un tributo a la Batalla de las Termópilas |
Según el politólogo Christophoros Vernardakis, la principal audiendia del partido es la clase media baja que está siendo rápidamente empobrecida por la crisis. Pequeños propietarios, tenderos, parados de clase media y la policía son los grupos sociales donde la extrema derecha goza de mayor aceptación.
También es interesante destacar que, según las más recientes encuestas, un 7’4% de los votantes de Nueva Democracia –el PP griego- que lidera actualmente la coalición del gobierno, llevan ahora la intención de votar a Amanecer Dorado. Hay también un sector menos importante de votantes de Syriza, la oposición de izquierdas, que también tienen intención de votar a los neonazis en las próximas elecciones.
Otro politólogo griego Efthymis Papavlassopoulos, cree que los votantes de Amanecer Dorado son atraídos por las posturas del partido a cerca de la inmigración, y se caracterizan por su “ambigüedad ideológica y por su carencia de valores”. La mitad de esos votantes, asegura “se sitúa a la derecha del espectro político: el 41% desde Nueva Democracia, y un 9 % de LAOS (el partido tradicional de la extrema derecha que no llegó a obtener representantes en el parlamento en las últimas elecciones). Un nada despreciable 20% se origina en el PASOK (un partido populista de centro-izquierda, anteriormente fuerte en Grecia, hundido en los últimos comicios dada su implicación directa en las políticas de austeridad que han arruinado a los griegos. Pero lo más interesante es encontrar que un 27% de los votantes de Amanecer Dorado se adscribe a la categoría "otros". ¿Qué quiere decir esto? Que la extrema derecha está capitalizando la moda “anti-política", que en las elecciones anteriores se expresó principalmente en no ir a votar en absoluto ... "
Alguien debería darnos una explicación convincente de cómo un partido abiertamente antidemócrata es permitido dentro del parlamento heleno. Cómo se permite a esa clase de partidos concurrir a unas elecciones democráticas y quién ha hecho posible económicamente que Amanecer Dorado tuviera la difusión suficiente como para llegar a obtener escaños.
En España podríamos pensar ingénuamente que esto no puede llegar a pasarnos. Aquí hay vigente una ley de partidos que nadie ha derogado que impidió a Batasuna acceder a las elecciones durante años por no condenar la violencia etarra. Claro que una cosa es la violencia etarra y otra muy distinta el terror que la extrema derecha quiere imponernos en las calles cada día con más visibilidad, impunidad y frecuencia.
Nadie ha ilegalizado nunca a partidos –huelga citarlos -que apoyaban de manera más o menos sibilina y aún a veces descarada este tipo de violencia o terror callejero en España, ni mucho menos a partidos que, como el PP, no condenan aún hoy un golpe de estado militar que tuvo como consecuencia una guerra civil, el final de un régimen democrático, millones de víctimas y la impunidad de sus causantes.
La aventura neonazi de Amanecer Dorado amenaza con extenderse por nuestro país como la polvora en los próximos meses a medida que los recortes vayan dejando a más y más gente en la estacada.
No hay que perder de vista que hay un poder en las altas esferas a quien le interesa un partido así. En un momento crucial de nuestra historia donde los partidos tradicionales han sido desenmascarados como servidores del poder financiero y traidores a la voluntad popular, un momento en que la gente parece despertar de su letargo por la necesidad más primaria de sobrevivir y exige más solidaridad y comprensión de nuestros representantes; es en ese preciso momento, justo cuando la izquierda real, Syriza, se demuestra capaz de aglutinar los intereses de la inmensa mayoría de ciudadanos, cuando irrumpe un partido como Amanecer Dorado.
Igual que en la Alemania Nazi, Hitler surgió financiado por poderes oscuros, así le ha pasado en Grecia al partido que lidera Nikos Michaloliakos. Cuando los partidos burgueses están a punto de perder el poder en beneficio de las clases populares, surgen sus esbirros nacionalsocialistas para que no se les escape.
Si la persuasión de una democracia fallida no es ya suficiente para convencer a la ciudadanía de lo oportuno de los recortes, ahí llegan los esbirros de la extrema derecha para asegurar que ningún cambio real se produzca en el sistema gracias a implantar el terror en las calles y al amedrentamiento de los ciudadanos disidentes.
Para atestiguar lo que digo basta y sobra con las declaraciones que el líder de Amanecer Dorado, Nikos Michaloliakos, hacía en un discurso de 2011:
“Ellos no lo entienden pero cuando seamos fuertes, seremos inmisericordes. No tenemos miedo a ensuciarnos las manos si hace falta !Nosotros no somos demócratas!”
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Nikos Michaloliakos, líder de Amanecer Dorado en uno de sus incendiarios discursos. |
Volviendo a la pregunta que nos hacíamos antes, ¿Es Grecia una democracia real? Como ya he dicho una democracia necesariamente se apoya en ciudadanos libres y la precariedad, la coacción externa, la desinformación mediática, la censura, el miedo y las amenazas impiden a día de hoy que Grecia posea un número suficiente de ciudadanos libres como para asegurar la salud de su democracia.
Otra pregunta cabe hacerse viendo lo que se nos avecina ¿Y lo es España? Dentro de poco tendremos la ocasión de comprobarlo.
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