A la derecha le gusta el lenguaje duro y sin matices cuando se habla de temas sanitarios. Siempre han dicho, a coro con la jerarquía eclesiástica, que las mujeres que interrumpen voluntariamente un embarazo asesinan niños y no tuvieron ningún problema en bautizar al presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente como “ el Doctor Muerte”, tras desencadenar una repugnante caza de brujas patrocinada por la Comunidad de Madrid. Les importa mucho nuestra vida, por lo visto.
Si algo no soporto de buena parte de la izquierda es ese tono ponderado y prudente de quien, ciego ante sus derrotas, está convencido de su superioridad moral. No pasarán… pero si pasan les saludamos porque, ante todo, los de izquierdas somos gente educada y correcta.
Lo que está pasando con la sanidad en Madrid no merece fórmulas correctas y educadas. No es que el proceso de privatización vaya a dejarnos un sistema de salud más caro y menos eficiente; lo que está pasando, simple y llanamente, es que para que algunos vivan como dios otros van a tener que irse antes al infierno.
Comencé mi monólogo en La Tuerka el otro día citando una casposa película estadounidense, “Air Force One”, en la que el avión del presidente de los EEUU (interpretado por Harrison Ford) es secuestrado por unos terroristas que quieren restaurar la Unión Soviética. En una escena de la película, el jefe de los terroristas discute con la angelical y cristiana hija del presidente, que le acusa de ser, precisamente, un asesino. El malvado terrorista le responde que su padre también asesina gente, pero sin moverse de su despacho ni mancharse las manos de sangre. Mira por donde, el terrorista del filme tiene toda la razón y lo que dice viene muy a cuento de la sanidad madrileña.
¿Se puede asesinar desde un despacho, firmando decretos o llegando a acuerdos con empresas privadas? Pues sí y eso es lo que está pasando aquí, donde determinadas decisiones políticas que están haciendo forrarse a ciertas empresas privadas y aseguradoras, se traducen en que hay gente que va a morir antes de tiempo, porque eso es exactamente lo que pasa cuando la atención sanitaria es peor y es más cara.
A la derecha le encanta decirnos que la principal amenaza contra nuestra seguridad son los terroristas y esas despiadadas bandas de ex -militares del Este de Europa que van a entrar en nuestras propiedades para abrirnos la caja fuerte. Y que para eso, lo mejor, es gastar dinero en policía y en seguridad privada. Manda narices.
Nada mata tanta gente ni amenaza tanto nuestra seguridad como los recortes sociales. Por eso ya es hora de decir que quien pone en riesgo la salud y la vida de la gente para que algunos se forren solo merece el calificativo de asesino.
Estoy de acuerdo, igual de asesinos son los políticos con sus recortes y oprimiendo a los desfavorcidos que los de las clínicas abortistas asesinando niños y lucrándose a base de dobles crímenes (el que le hacen al niño y a la madre, pq es otra forma de matarlas).
ResponderEliminarEn cuanto a las madres y los abortos, creo que hay que mirar el fondo del asunto. Conocer realmente cúales son los motivos que llevan a esas mujeres a abortar. Una decisión seguramente durísima para la inmensa mayoría de ellas.
ResponderEliminarDetrás de esa decisión se suelen esconder problemas de precariedad laboral, desempleo, marginalidad, indefensión, abusos contra la mujer, o de la misma salud. No hay que criminalizarlas sino intentar comprenderlas.
Si la derecha española se preocupa por los abortos que se realizan debe preguntarse por cuál es la razón que lleva a esas familias a abortar. Pedir a unos padres que se hagan cargo de un feto que viene, por ejemplo, con el síndrome de Down, y a su vez, recortarles o negarles las ayudas a la dependencia es inmoral desde todos los puntos de vista.